Pardillo,lla: [Persona] simple e inocente a la que es fácil engañar.
Tras recibir las primeras críticas de Alba Infinita, veo con cierta sorpresa cómo el capítulo 2 parece generar las opiniones más acaloradas. ¿Qué te hemos hecho los españoles?, me llegan incluso a preguntar, como si yo mismo no fuera uno.
Supongo que hay gente que pueda verse ofendida por esa gran indolencia que se le atribuye en la novela al empobrecido pueblo español de las próximas décadas, retratándolo como un apático rebaño de ovejas que acepta sistemáticamente las tiránicas decisiones de un opresor gobierno que en realidad no es más que una marioneta dirigida por las grandes empresas y los todopoderosos bancos. Lo único que es capaz de despertar a los ciudadanos es una gran catástrofe… y hasta aquí puedo decir sin incurrir en spoilers.
¿Es este un escenario realista? No me refiero a la catástrofe (que espero que no), sino a la indolencia sistemática de los ciudadanos.
Hay muchas maneras de calcular la indiferencia política de una nación: desde la simple medición de la cuota de participación en las elecciones hasta complejas encuestas y estudios psicológicos. Pero en la entrada de hoy vamos a centrarnos en un indicador concreto: las reacciones de los gobernantes ante sus propios errores. En otras palabras, qué magnitud han de tener las pifias de los políticos para que provoquen su dimisión. En mi opinión, esto no es más que un reflejo del respeto que tienen a los ciudadanos, algo que ellos mismos han de ganarse.
Este análisis constará de 4 pasos:
Paso 1: Poner las cosas en perspectiva
Para ello, vamos a compararnos con otras sociedades. Veamos algunas de las causas por las que varios ministros de otros países han tenido que dimitir:
- Chris Huhne, ministro británico de energía, dimite en 2012 tras ser descubierto intentando ocultar una multa de tráfico de 2003.
- Karl Theodor zu Guttenberg, ministro de defensa alemán, dimite en 2011 tras descubrirse que había plagiado su tesis doctoral.
- Laila Freivalds, ministra de exteriores sueca, dimite en 2006 tras revelarse que había apoyado el cierre de una web de extrema derecha que había publicado viñetas sobre Mahoma.
- Michelet Alliot-Marie, ministra de interiores francesa, dimite en 2010 tras irse de vacaciones a Túnez en medio de la primavera árabe.
- Bozhidar Nanev, ministro de Salud de Bulgaria, dimite en 2010 tras ser acusado de firmar dos contratos de suministro del fármaco Tamiflu, ocasionando grandes pérdidas al Estado.
Para ser justos, veamos también situaciones en las que ministros de otros países deberían haber dimitido y no lo han hecho:
- Jacob Zuma, presidente sudafricano, se gastó el año pasado 16 millones de euros de las arcas del estado en mejorar la seguridad de su mansión. Siempre que por “seguridad” entendamos: una piscina, un gallinero, un establo, un anfiteatro, el alcantarillado, un centro para visitantes y una clínica, entre otros.
- Carlos Menem, ex presidente argentino, nunca dimitió a pesar de verse envuelto en un escándalo de venta ilegal de armas a Croacia y a Ecuador.
- Berlusconi, ex primer ministro italiano, acabó dimitiendo, pero no fue por ninguno de los escándalos en los que se vio envuelto (incluido el de inducción a la prostitución de menores).
- Jacqueline Van Rysselberghe fue ratificada en su puesto por el gobierno chileno a pesar de haberse hecho pública una grabación en la que concedía beneficios a personas que no fueron afectadas por el terremoto de 2010.
No hace falta decir que podría haber enumerado muchos más casos en ambas direcciones. Como dije, la intención de este paso es simplemente mencionar algunos precedentes antes de continuar con la siguiente parte de este análisis.
Paso 2: Crear gráfico GADIM
GADIM = Gravedad que debe tener un Asunto para que provoque la DImisión del Ministro responsable.
Los países a la izquierda son los que menos aceptan los errores de su gobierno. A medida que avanzamos hacia la derecha, los ciudadanos se vuelven más tolerantes, hasta que en los países 8 y 9 los gobernantes pueden permitirse verse envueltos en grandes escándalos con total impunidad.
Sería injusto colocar países en este gráfico en base a la información obtenida en el paso 1, ya que se trata de hechos aislados que no son siempre indicativos de la actitud general de la sociedad de aquella nación. Cada lector puede colocar a cada país en donde crea conveniente.
Paso 3: Delimitar la Zona CP
Zona CP = Zona del Ciudadano Pardillo. Creo que sobran las palabras:
Paso 4: Colocar a España en el gráfico GADIM
En primer lugar, aviso de que se trata de una tarea completamente subjetiva. Si alguien tiene tiempo y ganas, le animo a recopilar datos de escándalos gubernamentales y dimisiones en la historia de la democracia a nivel internacional, para así poder establecer un baremo objetivo en el cual podamos colocar a España con una mayor precisión.
Ya que mi tiempo es limitado, me conformaré con dar mi humilde opinión, que puede o no coincidir con la de los lectores. Lo haré basándome en la experiencia política de los últimos años. No es lugar ni momento para confeccionar una lista de razones por las que uno o varios ministros deberían haber dimitido, y además creo que no estaría aportando nada nuevo ya que solo hay que encender el telediario un día cualquiera para descubrir una nueva causa.
En fin, ahí va mi estimación:
Pues eso, que nos encontramos en plena zona pardilla.
Pero podría ser peor. Desde luego que podría ser mucho peor. Podríamos seguir adentrándonos en territorio pardillo hasta llegar al escenario descrito en Alba Infinita. Mi intención al escribir este capítulo no fue ofender, ni mucho menos influir en las ideas políticas del lector, sino meramente especular qué podría depararnos el futuro si no reaccionamos a tiempo y seguimos mostrando esta pasividad ante temas tan relevantes como la corrupción o la implementación de la Ley Mordaza. No hablo de grandes esfuerzos, ni mucho menos de que tengamos que sacrificarlo todo por una utópica revolución, simplemente valdría con que premiáramos la implicación de la gente y recrimináramos actitudes cómo…
A mí la política no me interesa.
Total, un solo voto no va a cambiar las cosas.
Yo es que no puedo votar porque estoy empadronado en Alpedrete.
Protestaría, pero las manifestaciones son cosa de perroflautas.
¿Y qué más da a quién vote? Son todos igual de corruptos/inútiles.
Yo votaría, pero es que los domingos estoy de resaca.
Quita el telediario, que están echando MHYV.
Aún a riesgo de estar predicando en el desierto, ya que no creo que ningún emisor de las opiniones mencionadas esté leyendo este blog, animo a los lectores que se hayan dado por aludidos a dedicar no más de 10 minutos al día a leer los programas de los diferentes partidos a quien pueden votar en las próximas elecciones y tomar una decisión informada al respecto.
Este será un gran primer paso para comenzar a salir de la Zona del Ciudadano Pardillo.
SPOILER: Para los que ya hayáis leído el capítulo 2, podéis echarle un vistazo a lo que ocurrió en Letonia en 2013. ¿Debería pasar lo mismo en España para que alguien dimitiera?
Buenos días David.
Yo creo ERB no es ninguna utopía. Me ha alegrado encontrar una novela basada en un mundo sin dinero.
Hace años un amigo me dijo: Carlos, imagínate un mundo sin dinero donde todos tuviéramos acceso a la producción de todos. Al principio lo vi una utopía. Pasaron los años, esa pregunta siguió en mi cabeza medio dormida medio despierta, hasta que un día me dio por escribir una novela. En una escena, llamémoslo así, de la novela, que no tiene que ver nada con ERB, un personaje le tiene que contar un cuento de mayores a un niño de diez años, entonces, no sé cómo, ni por qué, me vino lo del mundo sin dinero a la cabeza, y comencé a imaginármelo con la intención de crear el cuento que debía contar el personaje de la novela. Y lo vi tan claro, tan posible, tanto que ahora veo esto del dinero como la mayor tontería del mundo. Podríamos vivir como reyes con la sola obligación de trabajar: un trabajo comunitario que de acceso a la producción sin el absurdo intermediario del dinero. No he leído tu novela, no sé cómo planteas el funcionamiento de un mundo sin dinero, la mía está en proceso de corrección en Falsaria, pero yo lo veo todo tan posible, que me parece imposible que el resto del mundo no lo vea. Yo creo que es por qué no se lo plantean, ni se pararan a pensarlo <> Me dicen, y dejan de escucharme.
Creo que es posible, solo hay que incitar a que la gente se lo plantee, a que lo piense. Ya sabes, de lo bueno, bonito y barato todo el mundo desconfía; además somos bichos de costumbres. Nos instalamos aunque sea en una ruina < y de ahí no nos sacan.
Esto solo tiene arreglo matando al gusano que lo está devorando todo, al dinero.
Mi novela quiere ser una crítica al sistema consumista. Lo intento con humor he ironía, que yo creo es como mejor entran las cosas en la sesera, y así, como que no quiere la cosa, que no se vean mucho las intenciones, que luego la gente desconfía, meto el cuento antes mencionado con la intención, oculta intención, de hacer ver cual sería la solución. El cuento viene a ser una parodia del paraíso terrenal donde Eva fue incitada por el diablo, y adivina cual sería ese paraíso terrenal… Si te apetece te mando el cuento, y así ves cual es mi planteamiento sobre el tema, sobre como podría organizarse un mundo sin dinero, pues he leído por ahí algo y hay varios planteamientos.
Suerte con la novela, espero hacerme con ella y leerla cuando tenga tiempo. Y no hagas caso de las críticas de esos españoles que están siempre a la defensiva, esperando saltar a la menor oportunidad.
Un saludo
Carlos.
Hola Juan Carlos,
Gracias por tu comentario, y disculpa la tardanza en contestarte. Enhorabuena por tu novela, el planteamiento tiene buena pinta y algunos paralelismos con Alba Infinita. Estaré encantado de echarle un vistazo en cuanto pueda. ¿Cuando la publicarás?
Hola David.
Gracias. No pasa nada, como suele decirse, más vale tarde que nunca.
No sé cuándo ni como la publicare, ando en ello aun. Ya te diré.
Ahora que dispongo de tiempo para dedicarme de nuevo a la lectura, me hare con tu libro, esta semana tengo pensado pedirlo, que ya tengo ganas de leerlo, pues el tema, como te he dicho, me interesa mucho, y no lo veo ninguna utopía.
Un Saludo.
Carlos.