Cuando en 2013 empecé a escribir mi primera novela, uno de los retos fue diseñar Galatea, la ciudad del futuro donde se desarrolla la trama. Para ello, una de mis fuentes de inspiración fue Songdo, un proyecto de smart city en Corea del Sur que prometía un lugar utópico propio de una novela de ciencia ficción. ¿Quién me iba a decir que acabaría mudándome allí ocho años después? En este artículo os cuento cómo es vivir en una de las ciudades más peculiares del mundo.
Índice
1. Breve historia de Songdo y su concepción como «ciudad del futuro»
Songdo, en realidad, no es una ciudad. Oficialmente ni siquiera llega a la categoría de gu (distrito). Según la organización territorial de Corea, es un dong (barrio) de Yeonsu-gu, el distrito más al sur de Incheon, la segunda ciudad más grande del país y que forma parte del área metropolitana de Seúl.
Hay varias razones por las cuales Songdo suele reconocerse como una ciudad: está separada del resto de Yeonsu-gu por un canal marítimo y una autopista; ha sido construida sobre un terreno artificial ganado al mar que hace veinte años no existía; y, sobre todo, basta cruzar el puente que la une con el resto del distrito para darse cuenta de que estamos ante un lugar diferente al resto del país.
Los orígenes de Songdo datan de finales de los 90, cuando la mayor empresa de construcción de Corea, una multinacional americana y un estudio de arquitectura de Nueva York propusieron al ayuntamiento de Incheon un proyecto de ciudad del futuro tan descomunal (600 hectáreas, 40.000 millones de dólares) como innovador. La propuesta fue aprobada y su construcción comenzó en 2003, con planes de ser terminada en doce años. Era el proyecto más ambicioso y caro jamás emprendido por manos privadas.
¿Qué tenían en mente sus creadores? Recordad que eran empresas privadas: el primer requisito era la rentabilidad. Songdo se encuentra a solo 15 minutos del aeropuerto de Incheon (el principal de Corea y uno de los más concurridos del mundo). Según la página web del Songdo IBD (International Business District), es un enclave estratégico, a tres horas y media en avión de un tercio de la población mundial (y de un 30% del PIB global); quedando muy al alcance de lugares con un gran poder económico y unas grandes expectativas de crecimiento, principalmente en Japón y China. Por eso, sus fundadores esperaban que se convirtiera en un nuevo centro neurálgico de negocios en Asia, la Singapur del noreste asiático.
Podrían haberse conformado con seguir las directrices de construcción del resto del país, pero también querían convertir a Songdo en un desarrollo modelo para el mundo entero, la ciudad del futuro por excelencia. Por ello, basándose en lugares como Nueva York y Venecia y añadiendo elementos urbanísticos coreanos, idearon una ciudad tecno-eco-utópica.
Se trataba de una urbe que contaría con el mayor porcentaje de zonas verdes de Asia, donde no habría coches, el transporte público estaría regulado por inteligencia artificial y la basura desaparecería mágicamente de los hogares para ser transportada a través de canales subterráneos. La ciudad del futuro contaría con wi-fi de alta velocidad en todas sus calles y sería regulada por sistemas de información vinculados, los edificios presumirían de certificación LEED y las viviendas estarían equipadas con ordenadores que miden al minuto el consumo eléctrico. Sería fácil moverse a pie o en bicicleta, la lengua franca sería el inglés y sus reconocidos colegios internacionales atraerían a familias de todo el mundo.
¿Suena bien, no?
Remontémonos ahora a 2015, fecha de finalización del proyecto. La mayor parte de su núcleo (el Songdo IBD) ha sido completada, la ciudad ha crecido en torno a ella y hay gente viviendo allí desde 2009. ¿Se han cumplido todas las promesas? ¿Estamos ante la ciudad del futuro que todos esperaban?
Si buscamos «Songdo» en Google, los resultados nos devolverán varios artículos de entre 2015 y 2020 con titulares como «Qué fue de Songdo: la ciudad de Corea del Sur que prometió ser la ciudad del futuro aún no lo es dos décadas después» o «La ciudad fantasma de 40.000 millones que parece Chernobyl».
No muy esperanzador. Pero ¿qué hay de cierto en ello?
Aprovechando que me he convertido en testigo directo, os cuento cómo es realmente vivir en Songdo y las diferencias que hay entre el futurista diseño original y la ciudad en que se ha convertido.
2. Cómo es vivir en Songdo en 2021: expectativas vs realidad
Expectativa 1: contará con el mayor porcentaje de zonas verdes de Asia
Misión cumplida. El 40% de la ciudad son parques, todos ellos con flora autóctona, muy bien cuidados y con zonas de entretenimiento para toda la familia. Entre sus cuatro grandes zonas verdes, la superficie total es de unas 250 hectáreas, más del doble que el Retiro, y eso en una ciudad mucho más pequeña que Madrid.
Además, Songdo ha sido planificada enfatizando un aspecto de las costumbres urbanísticas coreanas: las supermanzanas. Se trata de complejos de varios rascacielos residenciales que comparten una zona común en el centro, normalmente un parque, unos columpios, una cancha de baloncesto…y a veces hasta una fuente que puede ser usada como piscina en verano. Y no son privadas, todo el mundo puede acceder a ellas. Songdo es el paraíso para las familias con niños pequeños. Los primeros días aquí me los pasé visitando un parque infantil tras otro con mis hijos de 5 y 3 años.
Expectativa 2: en la ciudad del futuro no habrá coches

Convensia-daero, la calle principal de Songdo, desde lo alto de la Posco Tower, su torre más alta (305m)
Songdo cuenta con un buen sistema de transporte público. Los autobuses para moverse por la ciudad son abundantes y puntuales, el metro está bien conectado con Incheon y Seúl y en 2025 la ciudad contará con el tren subterráneo más rápido del mundo.
Sin embargo, los vehículos privados siguen siendo el principal medio de transporte, y no precisamente eléctricos. Hay algunas estaciones de recarga, pero distan de ser tan numerosas como se pensaba en un principio. Todavía queda trabajo en este aspecto.
Para una ciudad que no tenía pensado tener coches, llama la atención la anchura de las calles, algunas con hasta 10 carriles. Esto se debe, por un lado, a los códigos de construcción nacionales que exigen el acceso a los bomberos y, por otro, a la esperanza de que algún día se construya en ellas una red de tren ligero o tranvía que pueda acercar a Songdo a cumplir su promesa.
Expectativa 3: el tráfico estará regulado por inteligencia artificial
Songdo está llena de sensores y drones con cámara que recogen multitud de datos, no solo sobre el tráfico sino también sobre el clima, la contaminación, el uso de energía o la seguridad.
Esta información se analiza a tiempo real usando métodos de inteligencia artificial y se usa para ofrecer servicios a los residentes (por ejemplo, apps que sugieren la mejor hora para salir hacia el trabajo o que se conectan a tu ordenador doméstico para encender el aire acondicionado cuando detectan que te estás acercando a casa).
El lugar mágico donde controlan estas cosas se llama Ifez Operations Center, y es una oficina de aspecto futurístico que pude visitar en diciembre de 2021 y cuyo resultado es este post sobre smart cities y el uso de la inteligencia artificial en la ciudad del futuro.
Expectativa 4: la basura desaparecerá mágicamente de los hogares para ser transportada a través de canales subterráneos
Tal vez mágicamente no sea la palabra más adecuada, pero sí es cierto que el sistema de recogida de residuos está muy avanzado. En casa tenemos seis (sí, seis) cubos de basura: papel, residuos reciclables, botellas de plástico, cristal, basura orgánica y basura general.
Dos de ellos hay que vaciarlos manualmente en un hueco en la pared en el descansillo del piso, al lado del ascensor, y los otros cuatro hay que bajarlos al área de reciclaje, en el garaje. De ahí son transportadas, a través de una vasta red de túneles subterráneos, a un centro de procesamiento, donde la basura se clasifica, se desodoriza y se trata de la forma más respetuosa posible con el medio ambiente.
Aunque es un sistema que requiere un esfuerzo de clasificación de residuos por parte del ciudadano, ofrece mucho a cambio: es eficiente, ecológico y limpio, no hay contenedores ni camiones de basura en las calles y ofrece la posibilidad de que, en el futuro, los desechos sirvan para producir energía renovable.
Expectativa 5: la ciudad del futuro contará con wi-fi de alta velocidad en todas sus calles
Como en el resto de Corea, es fácil encontrar una red wi-fi rápida y gratuita (cualquier bar, restaurante, hotel, centro comercial…). Sin embargo, no existe una red wi-fi pública como estaba planeado. Si quieres acceso permanente a la red, necesitas un contrato con una red de telefonía móvil. Eso sí, Corea tiene el internet más rápido del mundo (y a la mitad de precio que en Europa).
Expectativa 6: los edificios presumirán de certificación LEED
Aunque no todos están certificados, Songdo cuenta con más de 20 millones de pies cuadrados de espacio con certificación LEED («la concentración más alta de proyectos con certificación LEED en el mundo», según sus desarrolladores), entre ellos Convensia, el primer centro de convenciones con certificación LEED de Asia.
Expectativa 7: las viviendas estarán equipadas con sistemas de telepresencia y ordenadores que miden al minuto el consumo eléctrico
Esto depende mucho del edificio en el que vivas. Los que pertenecen al Songdo IBD (el proyecto inicial) suelen ofrecer una tecnología más avanzada (por ejemplo, ordenadores centrales para ajustar la temperatura o la luz, controlar el gasto de los electrodomésticos y su mantenimiento, llamar al servicio de emergencias, etc).
Sin embargo, hace tiempo que la ciudad creció mucho más allá del IBD, y los estándares de calidad originales no son siempre respetados.
Mi edificio no pertenece al IBD y fue uno de los primeros en ser construido, pero sí cuenta con varias comodidades que nos resultan de ciencia ficción en Europa, como este ordenador central en mi salón que, si entendiera coreano, usaría para algo más que para llamar al ascensor.
Expectativa 8: Será fácil moverse a pie o en bicicleta
La infraestructura para las bicis existe, ahí no mintieron. ¿Cuál es el problema? Permitid que os lo ilustre con una foto que tomé en Seúl el sábado pasado:
En Corea, el carril bici goza del mismo estatus que una señal de STOP en Italia. Es más una sugerencia que una orden. Después de vivir trece años en Alemania, mi gran batalla interior consiste en conservar la paz mental mientras sorteo madres con carritos y abuelos paseando por el carril bici. Si la ciudad del futuro debe ser «bike-friendly», aquí falta trabajo de concienciación.
Aparte de eso, Songdo es una ciudad muy cómoda y las distancias son fáciles de cubrir a pie. Lo normal en Seúl, y en otras grandes ciudades asiáticas, es coger el coche o el transporte público para todo, pero en Songdo se puede sobrevivir a pie. Si bien es cierto que un coche te facilita mucho la vida, no es estrictamente necesario.
Expectativa 9: la lengua franca será el inglés
Aquí es donde más se nota cómo el proyecto inicial se acabó diluyendo una vez se permitió que otras empresas coreanas participaran en la construcción de la ciudad. Casi todo está en coreano y muy poca gente habla inglés. ¿Supone esto un problema?
A veces sí, pero otras es incluso una ventaja. ¿Por qué? Por esto:
La ciudad de Incheon pone a disposición de los extranjeros un servicio gratuito (no me preguntéis porqué se llama Carrot) mediante el cual puedes chatear/llamar a agentes coreanos que hablan perfecto inglés y que te solucionan la vida en las soluciones más variopintas (reservar cita en el dentista, hablar con el instalador de cortinas que ha venido a tu casa, llamar al banco para cancelar la tarjeta de crédito que perdiste, etc.). A veces es más cómodo vivir en un país donde no entiendes nada pero las cosas funcionan.
El idioma pasa a un segundo plano cuando vives en un lugar donde la gente es amable, honesta y eficiente. Por ejemplo, firmé mi contrato de internet+telefonía en una tienda con un empleado que no hablaba inglés, comunicándonos a través de Google Translate. Aunque lo hice un poco a ciegas, sabía que, a diferencia de otros países donde he vivido, aquí no iban a intentar engañarme o hacerme firmar algo que no debería. No hubo ningún problema y en menos de 24 horas se presento el técnico (que tampoco hablaba inglés) a instalar el módem. Y cuando se dio cuenta de que al dormitorio no llegaba la señal, sacó un amplificador de su maletín y lo instaló en un momento. Como dicen por aquí, palli palli.
No puedo dejar de señalar que las apps de traducción instantánea, aparte de solucionarte la vida muchas veces, son una fuente inagotable de momentos misteriosos:
Expectativa 10: sus reconocidos colegios internacionales atraerán a familias de todo el mundo – aspecto familiar
Hay dos colegios internacionales y ambos tienen una buena reputación, pero la mayoría de los alumnos son coreanos. Esto puede ser un problema para los alumnos internacionales debido al modelo educativo de Corea, el cual merecería un artículo aparte. Resumo en unas líneas:
Debido a una tradición coreana que se remonta a la edad media (donde una prueba de aptitud determinaba tu trabajo y, por tanto, tu posición en la escala social), en Corea, desde los 4 hasta los 18 años (cuando se realiza la prueba de acceso a la universidad, un maratón de ocho horas que paraliza el país) los niños se ven atrapados en una competición desacerbada por adquirir conocimientos y escalar posiciones para acceder a las mejores universidades y así asegurarse un buen trabajo, a ser posible en uno de los principales chaebols del país (Samsung, LG, Hyundai o SK).
Por ello, aquí a los niños no solo se les exige que vayan al colegio, sino que por las tardes pasen horas y horas en unas academias llamadas hagwons en las que les enseñan contenidos más allá del temario oficial (la obsesión llega hasta tal punto que tuvieron que aprobar una ley para que estos centros cerraran a las 10 de la noche).
Como resultado, los niños internacionales, aunque sean buenos alumnos, suelen estar más atrasados, lo cual puede afectar a su confianza y a su desarrollo. Por lo que he visto hasta ahora, esta es la principal razón por la que las familias internacionales que viven en Corea, sobre todo aquellas con adolescentes en secundaria, no suelan quedarse aquí a largo plazo.
Expectativa 11: atraerá a empresas de todo el mundo y se convertirá en el centro neurálgico de negocios del noreste asiático
El gobierno coreano no ha cejado en su empeño de convertir a Songdo en una referencia mundial. Para conseguirlo, se han apartado de las políticas laborales, territoriales y fiscales restrictivas de Corea, que favorecen a las empresas nacionales. Uno de los principales argumentos de venta de Songdo es su condición de “Zona Económica Libre” (FEZ), donde muchas de las políticas laborales restrictivas de Corea (como las cuotas de empleo obligatorias para veteranos y ancianos) no se aplican. Las empresas extranjeras y sus empleados disfrutan de amplias exenciones fiscales y reducciones en el precio del suelo, pueden establecer sus propias escuelas y hospitales y disponen de la conexión a internet más rápida del mundo. El gobierno incluso ofrece apoyo administrativo a las empresas extranjeras (recordad Carrot) y les permite presentar documentos en inglés.
A pesar de estas medidas, de momento Songdo no puede competir con Shanghai, Pekín o Tokio. A sabiendas de ello, el gobierno ahora se está centrando en el sector de la biotecnología. El plan es atraer a las mejores empresas (como Samsung Biologics o Celltrion, que ya cuentan con oficinas allí) y convertir a la ciudad en “el mayor centro biotecnológico del mundo”. Songdo ya alberga 25 grandes empresas de biotecnología y 60 laboratorios, y planea dedicar un millón de metros cuadrados de terrenos y 47.000 trabajadores a la investigación y el desarrollo médico.
Biotecnología aparte, Songdo es también hogar de muchas organizaciones internacionales como el GCF (Green Climate Fund), el World Bank Korea, la UNOSD o muchas oficinas regionales de la ONU.
3. Conclusión: ¿se ha convertido en la ciudad del futuro que todos esperaban?
Antes de responder a esta pregunta, pondré las cosas en perspectiva. Mi experiencia personal es muy positiva, pero ¿recomendaría esta ciudad a todo el mundo?
No.
Simplificando: si vienes con tu familia, la calidad de vida que Songdo te ofrece ahora mismo es inigualable. Pero si vives solo o en pareja, echarás de menos algunas cosas.
En el núcleo de Songdo, un área del tamaño del barrio Salamanca, las calles rezuman vida y el ambiente es fantástico, pero en el resto de la ciudad la sensación es todavía de una urbe en proceso de construcción. Grandes avenidas desiertas, bloques a medias, parques vacíos, locales sin estrenar… Si lo que buscas es una megapoblación tipo Manhattan, la sensación aquí es que esa ciudad del futuro todavía sigue en el futuro.
Estoy seguro de que en los próximos cinco años toda la ciudad se acabará contagiando de ese zumbido que ya define a su parte más antigua y podremos decir que la ciudad del futuro ya está aquí, pero hasta entonces atraerá solo a familias internacionales de paso y a coreanos con hijos (o con perros consentidos a los que pasear en carrito por el carril bici).
Si tienes uno de esos perfiles, Songdo es una ciudad maravillosa: cómoda, bonita, limpia, segura y divertida, combina lo mejor tanto de Asia como de occidente y consigue que la experiencia del ciudadano sea única y memorable. Además, tiene otras ventajas que no he mencionado: su cercanía al mar, con muchas playas e islas en un radio de media hora; su enorme oferta de restaurantes y bares, tanto coreanos como extranjeros; la inigualable sensación de seguridad (no es raro que tu móvil siga en un banco del parque una hora después de habértelo olvidado) o, por supuesto, las tiendas de 24 horas con terraza para tomarte unos chupitos de soju.
El futuro de Songdo es prometedor, como pueden intuir aquellos que invirtieron en propiedades aquí hace cinco años y han visto su precio multiplicarse. Cuando el valor crece, es por algo.
Como testigo directo que ha vivido aquí 6 meses, creo que las críticas que la ciudad ha recibido en los primeros años tras la finalización de su núcleo se deben solo a la falta de paciencia y a unas expectativas desmedidas. Songdo es un lugar espectacular, acogedor e interesante como pocos. Si bien aún le falta un poco de cocción para ser calificada como «la ciudad del futuro» definitiva, se acerca mucho más a una utopía tecnológica y ecológica que la gran mayoría de grandes ciudades del planeta, y tanto sus éxitos como sus fallos formarán parte del camino hacia el diseño de la ciudad sostenible definitiva.
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¿Quién soy y por qué te hablo de Corea?
Me llamo David Nel y soy escritor de ciencia ficción social. He escrito tres novelas (la última de ellas, Netz, acaba de ser publicada en julio de 2022 con Distrito 93) y estoy trabajando en la cuarta.
En mayo de 2021 me vine a vivir a Corea del Sur y desde entonces he publicado algunos artículos sobre la cultura coreana, sobre todo en lo relacionado con la ciencia ficción. Si quieres que te avise cuando publique alguno más, puedes suscribirte a mi lista de correo aquí. Solo te mandaré un email cuando tenga noticias importantes o publique un nuevo artículo en el blog.
Muy interesante, de verdad. Qué sitio más curioso
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